A lo largo de este bloque hemos ido comprobando cómo los microorganismos están presentes
prácticamente en casi todos los lugares de nuestro organismo, así como de nuestro entorno cercano.
El cambio de las condiciones ambientales o de las defensas del individuo puede provocar un
crecimiento excesivo de determinadas especies microbianas, algunas oportunistas, que finalmente
puede provocar una enfermedad infecciosa.
Evitar el crecimiento incontrolado de estos microorganismos y eliminarlos total o
parcialmente de aquellos productos o lugares que nos interesen, es una labor muy importante, tanto
en nuestra vida cotidiana como en nuestra actividad laboral o docente.
Diariamente nos lavamos para evitar el excesivo crecimiento de microorganismos sobre
nuestra piel, con las consecuencias que ello provoca. Estamos acostumbrados a tomar nuestros
alimentos libres de microorganismos. Cualquier producto que vayamos a introducir en nuestro
organismo debería estar libre de gérmenes. Las superficies de trabajo, los suelos, la ropa, los
enseres deben estar limpios para garantizar nuestra salud.
Es muy importante conocer las diferencias entre los tres conceptos que dan título a este tema,
sobre todo en aquello relacionado con el control y eliminación de microorganismos.
Limpiar
es cualquier proceso mecánico, físico o químico que tiene por objeto disminuir las
sustancias externas depositadas o adheridas sobre una superficie, sean microorganismos o no.
Generalmente entendemos por limpieza cualquier proceso que arrastre y elimine la suciedad
(escoba, gamuza, plumero). En ocasiones utilizamos agua en el proceso para aumentar las
posibilidades de arrastrar partículas de menor tamaño (fregona, bayeta)
Sin embargo, algunas partículas que quedan adheridas a las superficies, como las grasas, son
difícilmente eliminadas por fricción o por el agua. Para ello se utilizan los jabones o los detergentes.
No obstante, la utilización de jabones no evita la necesidad de seguir realizando un proceso de
arrastre o frotado de las superficies que queramos limpiar.
Es necesario comprender que un proceso de limpieza nunca elimina totalmente los
microorganismos presentes, sino que tan solo disminuye su cantidad absoluta. Para eliminar la
viabilidad de dichos microorganismos, hemos de someter a los productos y materiales a un proceso
final de desinfección o esterilización.
Entendemos por
desinfección el proceso que tiene por objeto destruir todos los
microorganismos, patógenos o no, que existan sobre personas, animales, ambiente, superficies o
cosas, aunque al destruir estos se eliminen también gran cantidad de microorganismos saprofitos o
residentes, pero no asegurando la eliminación de las formas de resistencia (esporas)
Si pretendemos destruir toda forma de vida, saprofita o simbionte, vegetativa o de resistencia
(esporas) utilizaremos la
esterilización, basada en métodos físicos o químicos.
La esterilización es necesaria en todos los procedimientos de laboratorio donde sea
imprescindible asegurar la ausencia de cualquier microorganismo, así como en objetos que vayan a
penetrar en el organismo atravesando la superficie corporal, o que penetren en cavidades estériles.
En el laboratorio debemos tener las manos limpias, las superficies de trabajo desinfectadas y
los medios de cultivo y reactivos utilizados, estériles. Asimismo deben esterilizarse todos los
residuos biológicos generados en el proceso analítico microbiológico.
Se denomina
desinfectante, según la FDA a "aquella sustancia química capaz de destruir en
10-15 min. los microorganismos depositados sobre cualquier material, vivo o inerte, alterando lo
menos posible el sustrato donde residen, y abarcando todas las formas vegetativas de las bacterias,
hongos y virus". El término
antiséptico se usa para aquellas sustancias que evitan la existencia o
desarrollo de gérmenes sobre la piel o mucosas, heridas, abrasiones, etc.
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